El 5 de septiembre de 1646, el obispo Palafox y Mendoza donó su biblioteca personal, compuesta de cinco mil volúmenes, a los seminaristas de los colegios tridentinos, ordenando que pudiera ser consultada por todo aquel que quisiera leer o estudiar, por lo cual es considera la primera biblioteca pública del continente americano.
Desde entonces, se estableció en el otrora Colegio de San Juan, en el corazón de la ciudad de Puebla.
Nombrada en 1981, Monumento Histórico de México por su bellísimo recinto emblema del barroco novohispano; y en 2005, incluida por la UNESCO como parte del programa Memoria del Mundo por su acervo bibliográfico de fondo antiguo; la Biblioteca Palafoxiana es hoy en día museo del libro y continúa sus labores como biblioteca universal. Además, cuenta con una Sala Lúdica para difundir entre los niños las artes librarias.